[3][4] Aunque los atakapas fueron diezmados por las enfermedades infecciosas tras el contacto con los europeos, sus descendientes aún viven en Luisiana y Texas.
Las enfermedades infecciosas y las epidemias de finales del siglo XVIII causaron muchas muertes entre ese pueblo.
Los sobrevivientes se unieron a los caddos, koasatis, y otras tribus vecinas, aunque hay pruebas de algunos atakapas que sobrevivieron culturalmente hasta el siglo XX.
[13] Los choctaw dijeron a los franceses colonizadores que los "Pueblos del Oeste" (Coahuiltecos, Atakapas, Tonkawas, Karankawas) eran tribus salvajes y nómadas.
El historiador francés Antoine-Simon Le Page du Pratz vivió en Luisiana entre 1718 y 1734, tenía en ese entonces 16 años.
Poco después, una tribu rival, los Appalousas (New Iberia), procedente de la zona comprendida entre los ríos Atchalafaya y Sabine, exterminaron a los Atakapas del Este.
William Powell Byrd (1799-1867), médico y fisiólogo, calificaba a los atakapas como caníbales.
Señaló que tradicionalmente los atakapas aplastaban sus cráneos frontalmente y no occipitalmente como las tribus vecinas.
[19] Algunos miembros de la tribu Tunica-Biloxi se unieron a los Atakapas en el siglo XVIII.
Las mujeres recolectaban huevos de aves, loto americano por sus raíces y semillas, así como otras plantas silvestres.
Utilizaban veneno para capturar peces, incluso usaban antorchas para encandilar a los caimanes mientras los cazaban alanceándolos en los ojos.
Tenían canoas para navegar por los pantanos y cerca de la costa, pero no se aventuraban lejos en el océano.
[11] Se cree que las tribus o subdivisiones atakapa más occidentales fueron diezmadas en la década de 1850, principalmente por las enfermedades infecciosas y la pobreza.
[22] Existen descendientes y han comenzado a organizarse para ser reconocidos como una tribu.
[28] John R. Swanton propuso una familia de lenguas tunica que incluiría atakapa, tunica y chitimacha, que María Haas luego expandió a la familia de las lenguas del Golfo con la adición del muskogui.