Aunque el joven e inexperto faraón probablemente hizo lo mejor que pudo para defender su país de la invasión, Egipto no era rival para los persas.Posteriormente Darío recompensaría a Uadjorrense nombrándole médico personal y escuchando sus consejos para reinar sobre el Egipto aqueménida.En el libro III de las Historias, Heródoto cuenta que tras ser derrotado por los persas, Cambises quiso poner a prueba su carácter.Psamético III, siempre según Heródoto (Libro III, 1-15), fue tratado según una costumbre persa que respetaba y utilizaba para sus propios fines imperiales a los hijos de los reyes derrotados (puesto que la guerra la habían comenzado los persas contra su padre Amosis II).La monarquía egipcia a diferencia de otras asiáticas no se conformó con el vasallaje al rey persa, y junto con las ciudades griegas que libraron las guerras médicas, Egipto fue un constante dolor de cabeza para el Imperio Persa aqueménida hasta sus últimos días.