Proteína verde fluorescente

Durante dicho procedimiento, se identificó otra proteína que emitía fluorescencia verdosa al ser iluminada por luz ultravioleta, por lo que le fue dado el nombre de "proteína verde fluorescente".

Sin embargo, el potencial de la GFP como marcador no fue reconocido hasta 1987 por Douglas Prasher.

En el año 1992 fue secuenciada por primera vez mediante técnicas de cDNA (Prasher et al., 1992); pero no fue hasta 1994 que Chalfie (Chalfie et al., 1994), por un lado, e Inouye y Tsuji (citado por Tsien, 1998), por otro, lograron conservar su fluorescencia en un cultivo con otros organismos procarióticos y eucarióticos.

Además, estas proteínas originales han sido modificadas para mejorar su funcionamiento.

Posteriormente otros investigadores y compañías han contribuido con nuevos colores a esta resplandeciente gama.

En la fase siguiente, el cromóforo se libera de la energía emitiendo luz en longitud de onda verde.Una característica importante es que la GFP no necesita aditivos para brillar, en contraste con la aequorina y otras proteínas bioluminiscentes.

Si así fuera, moléculas energéticas deberían ser inyectadas en las células en forma constante.

En cambio, es suficiente con irradiar la GFP con luz UV o azul para que emita fluorescencia.

Su pico de emisión está a 509 nm, en la zona verde del espectro.

[12]​[3]​ La mutación más común, que causa ionización del fenol en el fluoróforo, es el reemplazo de Ser 65 por Thr, también llamada S65T.

[14]​ Dentro de las ventajas que presenta la variante EGFP, se encuentran una oxidación cuatro veces más rápida que la de la GFP nativa, una formación del cromóforo mucho más rápida y una producción de fluorescencia también más rápida y con mayor estabilidad, cuando el plegado se expresa a temperatura ambiente y a 37 °C.

[1]​ Al llevar la fluorescencia incorporada en su estructura, la fluorescencia de la GFP puede producirse y mantenerse espontáneamente en aquellas células vivas que incluyan el gen que la codifica, sin necesidad de añadir otros agentes o cromóforos.

Cuando los ratones son iluminados con luz azul las células cancerosas pueden ser fácilmente detectadas y seguidas (en los ratones verdes o normales) permitiendo la localización de las metástasis y el fenómeno de angiogénesis[15]​ en tumores en proliferación.

Esto sería sólo uno de los múltiples usos que se le están asignando a estas proteínas.

La GFP también tiene una importancia especial en la biología del desarrollo: si se introduce en un estadio temprano de un embrión, se puede seguir la evolución de las primeras células, estructuras y órganos.

Hasta finales del siglo XIX no existían técnicas que lo permitieran.

Golgi planteó entonces la técnica “reazione nera” (reacción negra), que permitió observar por primera vez una preparación histológica del Sistema Nervioso al teñir varias células a la vez.

En el año 2000, un grupo de investigadores (entre ellos Feng, Mellor, Berstein, entre otros) logró marcar selectivamente, con varias proteínas fluorescentes, neuronas en el ratón.

El marcaje con dos colores en neuronas fue posible en un mismo ratón al cruzar thy1-CFP con thy1-YFP o thy1-GFP con thy1-RFP.

Los colores muestran algunas zonas del sistema nervioso periférico (SNP) y central (SNC), en donde las neuronas expresan las FP en pares.

Estructura de la proteína verde fluorescente.
Variantes
Escultura de Julian Voss-Andreae Medusa de Acero ( Steel Jellyfish ) (2006) inspirada en la GFP. La imagen muestra la escultura de acero inoxidable ubicada en los laboratorios de Friday Harbor en la Isla San Juan ( Washington , Estados Unidos), el lugar del descubrimiento de la GFP.