«Apoyado en su fortuna personal, en "algún dinero logrado nadie sabe cómo", en fondos de republicanos franceses y, por fin, en fuentes más interesadas en jugadas bursátiles (como confirmaría "la repentina invasión del mercado madrileño por dinero francés"), Ruiz Zorilla juntó la cantidad necesaria "para que determinado número de oficiales se sublevara"», ha señalado José Varela Ortega.
Esperando todavía que se produjera un movimiento general un teniente sublevó el día 8 un regimiento de caballería en Santo Domingo de la Calzada (Logroño), pero fue perdiendo efectivos cuando se dirigía hacia Soria y un soldado acabó pegándole un tiro.
Ninguna de las tres sublevaciones había encontrado ningún respaldo popular y Ruiz Zorrilla, por presiones del gobierno español ante el francés, se vio obligado a trasladar su residencia de París a Londres.
[2][3][4][5][6] El historiador José Varela Ortega ha señalado que el pronunciamiento fracasó porque en la conspiración «faltó un cuadro de generales prestigiosos.
Hicieron estallar el movimiento a destiempo, aisladamente, y cuando se entendía que debía ser pospuesto».
Emilio Castelar, que precisamente por aquellos días se hallaba en San Juan de Luz negociando con Ruiz Zorrilla un acuerdo sobre próximas campañas parlamentarias y electorales, al conocer lo ocurrido, se apresuró a suspender el pacto.
[14] El fracasado pronunciamiento republicano, unido a la crisis diplomática con Francia del mes siguiente, debilitaron al gobierno, especialmente a los dos principales ministros implicados, Arsenio Martínez Campos en Guerra y el marqués de la Vega de Armijo, en Estado.
Ni siquiera sabía cuántos eran los regimientos sublevados, si mandaban oficiales o subalternos, y menos aún los nombres de los jefes.