Incidentes de junio de 1955 en la Catedral de Buenos Aires
[2][3] A partir de allí el conflicto va subiendo en intensidad: desde el peronismo, incluyendo detención de sacerdotes, y los periódicos controlados por el gobierno se emiten declaraciones y comentarios adversos al clero que eran respondidos con ataques desde algunos púlpitos y comenzaron a llenarse de opositores las iglesias donde se pronunciaban los sermones más críticos.Inmediatamente el gobierno informó al obispo Manuel Tato que las autorizaciones para hacer las procesiones habían sido concedidas para el día 9 y además emitió un comunicado en tal sentido.[2][10][11][12][13] A continuación del acto, una manifestación se encaminó por la Avenida de Mayo hacia el Congreso Nacional.Desde ella hubo algunas piedras contra los diarios oficialistas La Prensa,(que había sido expropiado por Perón) Época, Democracia y El Laborista ubicados en su camino, pero que no llegaron a producir ningún daño, ni siquiera a los vidrios.Se gritaba a unísono: "No venimos por decreto ni nos pagan el boleto".[14] Ya depuesto el gobierno el propio contraalmirante Alberto Tessaire -vicepresidente al tiempo del hecho- afirmó que la acción se había ejecutado no solo con la autorización de Perón sino bajo su inspiración[14][4] y la causa judicial finalizó 8 años después condenando al exdirector de Orden Político de la Policía Federal Camilo Aníbal Racana y al excomisario de la seccional sexta Roberto Nardelli, las únicas personas que habían admitido su participación directa.Se produjo un forcejeo e intercambio de golpes entre quienes pretendían entrar a la fuerza y los que procuraban cerrar las puertas; una vez logrado esto algunas personas comenzaron a desarmar candelabros y romper bancos para improvisar armas.Casares intercedió con la policía para que se evitara un incendio y alrededor de las 23 horas llegó el juez de instrucción Carlos Gentile con orden de detención para todos los ocupantes varones, que se entregaron y fueron detenidos, con excepción del Dr. Casares que estaba amparado por su fuero, si bien su propio hijo fue detenido.[17] Hubo en la ocupación nacionalistas, democristianos y peronistas desencantados junto con creyentes sin pertenencia política.[38] En forma inmediata la Santa Sede dispuso la excomunión de los responsables del hecho -sin indicar sus nombres- pero la noticia no se publicó en la prensa argentina.