Sin embargo, los indultos y conmutaciones de penas han sido reconocidos como poderes autónomos del presidente.Si bien el presidente está en la obligación de promulgar la ley si es aprobada una segunda vez, en la práctica es improbable que los legisladores ignoren sus objeciones a la legislación a menos que la medida sea crítica.[2] Además, los pocos poderes presidenciales se expanden cuando no hay una clara mayoría en el Parlamento.Si bien la constitución italiana no establece ningún límite temporal para sus jefes de Estado, hasta la reelección de Giorgio Napolitano en 2013 ningún presidente hasta la fecha había optado a un segundo mandato.[6] El nuevo presidente electo toma posesión de su cargo tras jurarlo y pronunciar un discurso.Actualmente no se encuentra ningún expresidente de la República Italiana vivo.