Algunas recetas frecuentemente lo aromatizan con canela y/o anís, y lo espesan con masa o arroz.
El popo está fuertemente ligado a las comunidades indígenas, particularmente los nahuas, mixe-popolucas, zoque-popolucas, mazatecos y chinantecos.
[5] Para estas comunidades, la misma preparación del popo es en sí un ritual,[4] que se puede alargar hasta dos días.
Es tradicional servirlo en jícara y tomarlo a cucharadas acompañado de tamal.
[2] Posee un sabor dulce y ligeramente picante o especiado; algunos opinan que deja una sensación de sequedad en la boca.