Sus competencias acabarían siendo asumidas por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, creado por el papa Francisco.
[2] El 13 de mayo de 1992, mediante una carta apostólica, Juan Pablo II instituyó la “Jornada Mundial del Enfermo”[3]; inicialmente se celebraba cada año en diferentes lugares.
Benedicto XVI estableció en 2007 que se celebrarse internacionalmente en un lugar determinado cada tres años; así se hizo en 2007 en Seúl, en 2010 en Roma, en 2013 en Altötting en Alemania, 2016 en Nazaret: los años intermedios la celebración tiene lugar localmente.
A partir de 1994, por mandato de Juan Pablo II, la Academia Pontificia para la Vida quedó vinculada al Consejo Pontificio para funcionar en estrecha relación.
[4] En 2004, el Pontificio Consejo se encargó de la "Fundación el Buen Samaritano", creada por Juan Pablo II "para ayudar económicamente a los pacientes más pobres y, en particular, a las personas afectadas por el VIH-SIDA, la malaria y la tuberculosis".