La propuesta literaria de Juan José Arreola fue acogida por Jaime García Terrés en la UNAM (que retiró su apoyo después del cuarto programa para recibir años después la última obra en su Casa del Lago), e inmediatamente transformada por Octavio Paz: de la poesía dicha sobre un escenario a un teatro poético que combinaba la recuperación de la poesía y el primer drama españoles con la creación más reciente de los escenarios europeos (el primer estreno en México de Ionesco, entre ellas), y aun la escritura para la escena del propio Paz y de quien habría de convertirse en una poderosa voz dramática: Elena Garro.
A pesar de tratarse de un movimiento con una gran influencia literaria, en el que junto a los escritores mencionados participaron o rondaron figuras en su mayoría jóvenes como Antonio Alatorre y Margit Frenk, Emmanuel Carballo, Diego de Mesa, León Felipe, Carlos Fuentes, Juan García Ponce, José de la Colina o José Emilio Pacheco, la singularidad de las obras elegidas y el espíritu de juego que reinaba en el grupo de creadores, otorgaron una enorme libertad que terminó por establecer la distancia característica del teatro moderno entre el texto dramático y el hecho escénico.
He aquí algunas palabras del discurso inaugural de Arreola: Inició en 1956 en el Teatro El Caballito.
El proyecto se bifurcó al existir una corriente que prefería la obra poética clásica, y otra más contemporánea.
Véase: Anexo:Artistas participantes en Poesía en voz alta Unger, Roni.