Se asocia al fenómeno del teatro independiente, tanto por no tener que seguir las leyes del mercado (como sí ocurre con el teatro profesional y el teatro aficionado),[1] como por la propia formación intelectual de sus integrantes, generando productos y dramaturgias dirigidas a un público más específico, bien con una apuesta más conceptual, comprometida o pedagógica.
El teatro universitario es muy heterogéneo, ni por nivel ni por estética no siempre se puede distinguir de otros tipos de teatro pero se trata de un sector con una identidad propia, conformador de nuevos públicos con un mayor nivel crítico y una potencialidad propedéutica: capacidad para aunar en él conocimientos que pueden relevarse útiles en otros campos, algo muy útil para completar la formación académica del estudiante con habilidades tales como mejorar su resiliencia, su capacidad para expresarse en público o trabajar en equipo.
[2][3] El teatro universitario tuvo en los primeros tiempos que podemos estudiar una clara tendencia ecléctica:[4] Otras características más actuales son: Las primeras universidades, estructuras docentes de grado superior reguladas con capacidad de conceder titulaciones, surgirán en Europa a partir del siglo XII.
Aparecen en un momento de la historia de occidente en que se crea una paradoja: por un lado el teatro es denostado por las autoridades eclesiásticas, mientras que por el otro estas mismas estructuras que impiden que queden vestigios de los usos y la vigencia del teatro se sirven de este arte (junto con la pintura, la música y la escultura) para evangelizar a un pueblo eminentemente analfabeto.
Lo sabemos porque el mismo Alfonso X trató de censurar –probablemente con poco éxito- su representación en lugares sagrados.
Por otro lado el acceso a textos clásicos es habitual en las universidades, por ejemplo se utilizaban citas de Terencio para enseñar gramática.
En otras universidades ocurre lo mismo, como el caso de Valencia en 1611 reflejado en sus Constituciones.
La regularidad, afición, respaldo económico e institucional hicieron crecer las obras en brillantez y aparato escénico.
[10] Otra será la Oxford University Classical Drama Society (OUCDS)[11] inicia sus pasos en 1879 con el Ipólito de Sófocles.
[12] Es de destacar que precisamente las dos principales ideologías emergentes (comunismo y fascismo) tomarán el teatro como un arte revolucionario, que permite cambiar la sociedad y alejarla del teatro burgués, carente de valores: La llegada de las vanguardias y el protagonismo o instrumentalización que le dieron algunos estados al teatro universitario permitieron que éste contribuyera en la renovación (o consolidación) del teatro profesional.
Con la llegada de la guerra civil estas misiones se interrumpen y las agrupaciones se disuelven, sin embargo, ya durante la guerra algunos de sus excomponentes volverán al teatro universitario creando nuevos grupos, ya sea en territorio nacional, ya sea en países hispanohablantes durante el exilio.
Si bien este cambio en los grupos difusos, sin identidad propia, de tipo tradicional conocidos como Teatro Universitario se produce a medida que se recupera el pulso docente y adquieren relevancia política, ocupan portadas y trascienden la universidad, la evolución en grupo moderno no se consolida hasta la década de los cincuenta por una lucha entre el idealismo renovador de la escena burguesa y la obsesión por el control ejercida desde la censura.
Tratan de asumir la tradición española y la ruptura con la escena convencional.
Sin embargo aunque en un origen se propusiera un binómio de teu de distrito y teu itinerante, la realidad de los primeros años es que a censura condenaba a las obras a la función única y hasta los sesenta no se observan agrupaciones que hagan giras regulares por provincias.
La renovación teatral, la expansión del sector y la aparición de dramaturgos nacionales en la década de los cincuenta tendrá en el teatro universitario uno de sus principales pilares: acontecimientos internacionales como la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, trajeron a Chile a compañías extranjeras -Margarita Xirgú, Louis Jouvet y el Ballet de Joss- encontraron en los jóvenes estudiantes terreno fértil.
[21] El TEUCH contribuyó a profesionalizar la carrera de actor en Chile.
Del Seminario de Artes Dramáticas surgieron grandes figuras nacionales.
Ludwing Shajowicz se mantuvo al frente del grupo desde su fundación hasta 1946.
La influencia del TUC en el TAU será notable, sucediéndose las visitas e intercambios de estudiantes.
El TAU tuvo su periodo de mayor actividad entre los años 1954 y 1958, uno de sus hitos más importantes fue ser seleccionado en la Primera Asamblea Mundial de Estudiantes realizada en Nigeria en 1957 para realizar una gira por Turquía, Italia, Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido, Noruega, Suecia y Portugal durante 1958.
Desde 1855 hasta nuestros días existe gran proliferación de asociaciones dramáticas en la órbita del mundo anglosajón principalmente en Inglaterra, Escocia, Canadá y Estados Unidos, sobre todo ligada a la estructura de campus, donde debido a la variedad acaban por tematizarse, ya sea por ejemplo centrándose en el mundo clásico greco-romano, un autor o vanguardia específicos o bien en la realización de musicales.
UU. y una de las pocas en el mundo que promociona espectáculos escritos por sus propios estudiantes.
En el caso de Escocia, en 1896 se fundó la Edinburgh University Drama Society, the EUTC y ya en el siglo XX, Aberdeen Student Show en 1921, especializada en teatro musical.
[34] Por último, también aparecen asociaciones de temática vanguardista como el Experimental Theatre Club[35] (ETC) creado en 1936 en Oxford.
En un origen se utilizaban los claustros universitarios pero a partir del siglo XVII, dependiendo del año de creación, la capacidad económica y la relevancia que tenga la cultura y, en específico, el teatro, existen espacios de mayor o menor capacidad, mejor o peor situación dedicados a las artes escénicas en campus y universidades.