Poder fáctico

[1]​ Así, el poder fáctico no coincide necesariamente con el aparato formal del Estado pero puede influir en las estructuras legales y regulatorias, por intermedio de su autoridad informal o su capacidad de presión.

El poder fáctico se ejerce al margen de las causas formales de una organización y está basado en los hechos o limitado a ellos, y no en lo teórico o imaginario.

En ciertos corpus teóricos-ideológicos se denomina al fenómeno causado por el poder fáctico como mercantilismo empresarial o capitalismo de Estado.

[2]​ Habitualmente el término se aplica en plural: se afirma, por ejemplo, que «los poderes fácticos en España durante el final del franquismo y la Transición eran la Iglesia, el ejército y la banca (o los capitalistas)",[3]​ y en el debate político español se sigue hablando de poderes fácticos post-franquistas todavía influyentes.

[7]​ Para algunos analistas, el papel central que desempeñan los poderes fácticos pone en duda la solidez y estabilidad de la democracia en muchos países.