A mediados del siglo XIX fue conocida como el Jardín de la Penitenciaría.
El pozo artesiano fue cubierto con concreto y en su lugar se erigió un quiosco de mampostería.
En una remodelación de 1985 se erigieron siete obeliscos en honor a siete salmantinos ilustres: Albino García Ramos, Andrés Delgado, Emeteria Valencia, María Tomasa Esteves y Salas, Bartolomé Sánchez Torrado, P. José María Marocho y Luis G. Araujo.
En su arengo hizo un llamado a los salmantinos que se unieran al movimiento independista.
Como los zócalos en otras ciudades mexicanas, es sitio de actividades culturales, artísticas y cívicas, así como un lugar visitado por familias.