Fundó y dio nombre a la actual capital de la República del Congo, Brazzaville.
[2] Al regresar, fue nombrado aspirante de primera clase, siempre como extranjero.
Su nueva situación, sin embargo, amenazaba sus proyectos, ya que, en lugar del grado de alférez de navío que le correspondía en su carrera como extranjero, pasaba a convertirse en un simple marinero.
Diez días después llegaba a Lambaréné, el asentamiento europeo más remoto.
Desde allí continuó su camino, contactando con varios pueblos, hasta llegar a Poubara, que convirtió durante un tiempo en su cuartel general.
Descubrió que se había equivocado, y no era posible acceder desde el río Ogooué al curso alto del Congo, pero decidió continuar su exploración.
Aunque deseaba continuar explorando, en agosto de 1878 la expedición, vencida por el hambre y las numerosas dificultades, debió volver sobre sus pasos.
Sin embargo, Brazza había descubierto una ruta relativamente fácil para acceder a la cuenca del Alto Congo, y en la región explorada por él había abundancia de productos comerciales, tales como el marfil y el caucho, por lo cual su exploración parecía abrir nuevas expectativas a la colonización francesa.
Ratificó los tratados con los jefes locales y estableció el emplazamiento definitivo de Brazzaville, en 1884.
Brazza regresó a Francia en diciembre de ese mismo año.
Aunque no le faltaron ilustres valedores, como Pierre Loti, finalmente fue obligado a dimitir en 1898.
En su honor se erigió un mausoleo en Brazzaville, al que fueron trasladadas sus cenizas, desde Argel, en junio de 2006.