En 1882 compró su primera cámara para ilustrar un tratado de ornitología que preparaba un amigo.
Para Emerson el “arte sincero” supone una respuesta precisa y sensible a los acontecimientos naturales.
El potencial cromático de la pintura era insuperable, pero la fotografía, por su fidelidad absoluta a las líneas y a los valores tonales, constituía según él un medio de expresión artística inigualable.
En la obra Cazador siguiendo a los patos, el motivo desaparece para ser reemplazado por una forma dinámica que avanza a través de un espacio ambiental, en un mundo formado por tan solo unos pocos tonos de gris.
En su consideración del grado como un medio propio para las bellas artes,[cita requerida] Emerson fue precursor de Alfred Stieglitz.
Incluso en su obra final y más conseguida, Amanecer invernal, se traslucen influencias externas ya que recuerda al paisajista inglés Samuel Parker (1805-1891) y su obra Jardín nevado guarda notables semejanzas con los dibujos orientales.