Una gran faja roja envuelta en la cintura sujeta el pantalón, quizás la parte más difícil del traje.Esta a su vez podría relacionarse con la máscara que salía en Roma en las calendas de marzo.Por eso, según algunos autores, esta simbología podría ser anterior a los romanos, encontrándole un origen celta, pues los castreños adoraban las fuerzas de la naturaleza, o tal vez anterior, aunque más tarde se romanizara.La fiesta comenzaba cuando los mozos bajaban corriendo del Capitolio golpeando a la gente con una tira de cuero.Las similitudes entre los jóvenes romanos y los peliqueiros lazanos es clara, sobre todo habida cuenta de la fuerte romanización que sufrió Gallaecia.Los peliqueiros conservan la pelica («pellejo») que antes era de gato y ahora es sintética para cubrirse la cabeza.Luis Cougil, también se opone a esta teoría, asegurando que el látigo para fustigar ritualmente, la representación de animales totémicos en la máscara y el revestimiento de piel, tienen un origen bastante anterior a la época medieval, y este personaje está estrechamente ligado con los demás elementos que conforman el carnaval lazano, en cuanto sus posibles orígenes.Con todo esto, cabe pensar que el origen del Carnaval se pierde en la noche de los tiempos, constituyendo una fiesta en la que los ritos y manifestaciones de origen arcaico se mezclan en época romana con otros de tipo social que perviven hasta la Edad Media, durante la que se les infiere un sentido cristiano y así quedan formando parte del ciclo litúrgico cristiano, como «carnestolendas» o la renuncia a la carne antes del comienzo de la cuaresma.