Pedro Díaz de Toledo y Ovalle
Más tarde fue provisor, juez eclesiástico y vicario general del Arzobispado de Toledo.La reina Isabel lo nombró limosnero mayor, de forma que acompañó en ese cargo a la Corte en sus desplazamientos, especialmente en la guerra de Granada y en el cerco y conquista de Málaga, socorriendo a los menesterosos, enfermos, heridos y desamparados por la guerra.Atrajo a distintas órdenes religiosas autorizándolas a fundar asentamientos en la diócesis; vinieron así religiosos franciscanos y dominicos que desde 1497 fueron el principal instrumento de recristianización de la región.Las distintas órdenes se fueron estableciendo tanto en Málaga, como en Vélez, Ronda o Antequera.Asimismo autorizó la instalación de las monjas clarisas, cuyo monasterio dotó personnalmente con sus bienes.