Luego de rezar en la capilla del pueblo, junto a la plana mayor, se presentó Ríos, que había cumplido doce años hacía apenas un par de meses y solicitó insistentemente unirse al ejército.
En la batalla de Tacuarí, Pedro Ríos continuó guiando al mayor Vidal y además tocando el tambor.
Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros».
Su heroísmo fue reconocido por el propio general Manuel Belgrano, quien en un descanso en tierra cordobesa, mientras lo trasladaban desde Tucumán a Buenos Aires, muy enfermo, recordó que a la fecha del combate de Tacuarí, el niño había adquirido una destreza aceptable tocando el tambor.
[2] La muerte del tamborilero afectó a Belgrano, ya que testigos reconocieron que el prócer lamentó la pérdida de la vida del niño en el mismo viaje a Buenos Aires.