Durante los años el municipio fue tierra de disputas entre árabes y cristianos.
A mediados del siglo VIII el rey Alfonso I de Asturias reconquista los restos de la ciudad, liberando a sus pobladores del dominio musulmán.
El mismo rey decide trasladarlos a las tierras cristianas del norte de España, dejando desierta el área para crear una tierra de nadie en la región del Duero entre sus dominios y los musulmanes.
Se constituye en ciudad de Castilla, cabeza del Alfoz de Clunia, el más extenso del condado, abarcando tierras desde el río Arlanza hasta el río Duero.
Podemos ver la evolución en los últimos 200 años: Sus vecinos basan su actividad en la agricultura, se siembran cereales de secano, trigo y cebada; también se trabajan las viñas, y casi todos los vecinos hacen en su casa su propio vino de forma tradicional.