Los efectos ecológicos del pastoreo pueden incluir la redistribución de nutrientes, mantener los pastizales abiertos o favorecer una especie en particular sobre otra.
Se diferencia del parasitismo porque los dos organismos viven juntos en un estado constante de externalidad física (es decir, baja intimidad).
Los caballos, el ganado vacuno, el capibara, los hipopótamos, los saltamontes, los gansos y los pandas gigantes (Ailuropoda melanoleuca) son granívoros.
[8] Se considera que el hipopótamo es un pseudorruminante; tiene un estómago complejo de tres o cuatro cámaras, pero no «rumia».
[10] El uso del término «pastoreo» varía aún más; por ejemplo, un biólogo marino puede describir a los erizos de mar herbívoros que se alimentan de algas marinas como herbívoros, incluso cuando matan al organismo cortando la planta en la base.
El pastoreo puede permitir la acumulación de materia orgánica que puede ayudar a combatir la erosión del suelo.
Sin pastoreo, muchas de las mismas gramíneas crecen, por ejemplo, Bromus y Poa, creando en consecuencia un monocultivo.