En política exterior era hostil a Reino Unido y simpatizaba con la Revolución francesa.
[1][2] El Partido Republicano se originó en el Congreso para oponerse a las políticas nacionalistas e intervencionistas de Alexander Hamilton, quien se desempeñó como Secretario del Tesoro durante la presidencia de George Washington.
Así el candidato demócrata-republicano sería técnicamente candidato a Presidente, pero en la práctica sería candidato a Vicepresidente porque sus propios compañeros de partido solo lo seleccionarían como "segunda opción" presidencial para que de esta manera obtuviera el segundo lugar y de acuerdo a las normas fuera investido Vicepresidente.
El resultado fue que algunas personas combinaron ambos nombres para llamar al partido "Demócrata-Republicano".
Cuando Washington rehusó la posibilidad de postularse para un tercer mandato consecutivo como Presidente, el Partido Demócrata-Republicano vio abiertas las puertas para intentar llegar al poder.
Por lo tanto, era mayormente una elección parlamentaria indirecta y el sufragio popular directo estaba casi ausente.
Jefferson sería reelegido en 1804 para un segundo período que comenzó en 1805; en 1808 fue elegido Presidente el candidato demócrata-republicano James Madison, que para ese momento era el Secretario de Estado de Jefferson.
Estos congresistas se reunían en asamblea y elegían al candidato del partido a presidente de los Estados Unidos.
[4] Durante la guerra anglo-estadounidense de 1812, que enfrentó a la joven república con su antigua metrópoli, se despertó un fervor popular patriótico que pasó una elevada factura al Partido Federalista, ya que este mantuvo la misma postura probritánica de la época de Adams y la Revolución Francesa y, por lo tanto, se opuso al enfrentamiento con Inglaterra.
Aunque el resultado bélico fue incierto, en los Estados Unidos fue tomado como una victoria, lo que dio inicio a una etapa de auténtica hegemonía del Partido Demócrata-Republicano.
En las elecciones presidenciales de 1820 los demócratas-republicanos ni siquiera tuvieron oposición; ya que el Caucus federalista (la asamblea de los parlamentarios del Congreso afiliados al Partido Federalista) no postuló a ningún candidato presidencial.
Con un dominio tan aplastante y una oposición casi inexistente parecía que el partido estaba en su apogeo; pero en muy corto tiempo las cosas cambiarían dramáticamente.
Pronto estalló una "guerra" a muerte dentro del partido entre las diferentes facciones que apoyaban a los citados candidatos; tanto así que aunque el partido aumentó el número de representantes (diputados) al Congreso en las elecciones parlamentarias de 1822 hasta llegar a acaparar el 88,7% de los escaños; en la práctica esa mayoría se diluyó porque los representantes se dividieron en grupos rivales leales a los diversos candidatos presidenciales.
Cuando el Caucus demócrata-republicano escogió candidato presidencial a William Crawford (rompiendo con la tradición, al no elegir a Adams que era el Secretario de Estado); nadie le dio importancia a la decisión porque la unidad del partido ya había sido destruida, y de hecho la organización se había dividido.
Crawford recibió el importante apoyo de los expresidentes Jefferson y Madison, que hasta hacía poco tiempo conservaban una gran influencia en su condición de fundadores del partido; pero su apoyo no pudo ayudar mucho a Crawford contra la avasallante popularidad de Jackson y el nada despreciable apoyo que tenía Adams entre el público.
Jefferson solo pudo contemplar impotente el proceso de desintegración del partido que había fundado y llevado al poder.
La poderosa maquinaria del partido en el Estado de Nueva York, que había sido clave en las victorias demócrata-republicanas del pasado; se pasó integra al bando de Jackson.
La división y polarización en el seno del moribundo Partido Demócrata-Republicano se trasladó a los antiguos federalistas; había federalistas que apoyaban a Jackson, otros que estaban con Adams, etc.
[5][6] Sin embargo, en el Colegio Electoral las cosas fueron algo diferentes: Jackson tenía 99 Electores, Adams 84, Crawford 41, y Clay 37.
Como ninguno tenía mayoría absoluta en ese Colegio Electoral, según las normas constitucionales la Cámara de Representantes de los Estados Unidos debía elegir al nuevo Presidente entre los tres candidatos que reunían más apoyo en el Colegio Electoral; es decir, entre Jackson, Adams y Crawford (quedando eliminado Clay).
Jackson y sus partidarios fundaron de hecho un nuevo partido, que no tenía al principio un nombre definido; pero que con el tiempo se conocería como el Partido Demócrata de los Estados Unidos.