Como todas las calderas y en los volcanes en escudo, su origen está en la existencia de un cráter relativamente extenso con lava que al enfriarse produce rocas basálticas.
La especie que predomina y configura el paisaje es el pino canario (Pinus canariensis), una de las peculiaridades del pino canario es que tolera los incendios gracias a su adaptación milenaria al fuego producido por las erupciones volcánicas: se quema la corteza pero internamente sigue viviendo.
Acompañando al pino canario se encuentra el amagante (Cistus symphytifolius), estas especies endémicas de las Islas Canarias son estupendas colonizadoras de suelos muy pobres y han proliferado en estos inhóspitos suelos volcánicos.
Encontramos también otras jaras (Cistus monspeliensis) a cuyos pies crece una planta parásita prácticamente enterrada, la batatilla o vaquita (Cytinus hypocistis).
Otras especies frecuentes son el sauce canario, (sobre todo en el cauce de los barrancos), (Salix canariensis), el tajinaste (Echium), el helecho común (Pteris aquilina), el bejeque (Aeonium, Greenovia, Aichryson), la tabaiba (Euphorbia), el verodes (Senecio kleinia).
La mayor parte de la fauna del parque está representada por artrópodos, principalmente insectos, aún insuficientemente estudiados y se ignora cuántas especies diferentes puede haber; como en el resto de grupos taxonómicos los endemismos son abundantes.
Aves: como el cernícalo (Falco tinnunculus canariensis), la paloma bravía (Columba livia canariensis), la paloma rabiche (Columba junoniae), la graja o chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax barbarus), el cuervo (Corvus corax tingitanus), el mirlo (Turdus merula agnetae), herrerillos (Parus caeruleus palmensis), o la curruca capirotada (Sylvia atricapilla atricapilla).
Anfibios: la ranita meridional (Hyla meridionalis) y la rana común (Pelophylax perezi).