Su texto en la biblia cristiana es el siguiente: Esta parábola es usada con frecuencia en la religión cristiano para expresar la diferencia entre quien está alerta y quien carece de fe y constancia: como transposición simbólica de la actitud de las almas hacia Dios, las vírgenes esperan a su amado, pero sólo las que tienen paciencia y sabiduría conservan encendidos los candiles que lo guiarán hasta la casa; las necias, imprudentes y olvidadizas, dejarán consumir el fuego sin alimentarlo.
[1] Esta fue una de las parábolas más populares en la Edad Media, con una enorme influencia en el arte gótico, la escultura y la arquitectura de las catedrales en Alemania y Francia.
Una gran mayoría de miembros del Jesus Seminar, por ejemplo, catalogan la parábola como falsa y meramente similar a algo que Jesús hubiera dicho.
[9] Otros eruditos creen que la parábola ha sido editada levemente y que es un gran ejemplo de la habilidad de Jesús para decir parábolas.
[10] La parábola se halla en todos los manuscritos del Nuevo Testamento, con sólo mínimas variaciones en algunas palabras.