Lucio III
Después de su elección, vivió en Roma desde noviembre de 1181 hasta marzo de 1182, pero las disensiones con la nobleza romana —quienes no habían influido en su elección— lo hicieron exiliarse, primero a Velletri, y luego a Anagni y Verona.Lucio III se entrevistó en Verona con Federico Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano, para intentar resolver la disputa territorial existente sobre las posesiones que la condesa Matilde de Toscana había legado tras su muerte a la Iglesia durante el pontificado de Pascual II y que el entonces emperador Enrique V había hecho suyas alegando derechos dinásticos.La brecha del papado con el Imperio volvió a acrecentarse de manera importante.En 1184 convocó el Concilio de Verona, donde promulgó la constitución Ad abolendam en la que condenó las herejías cátaras, valdenses y arnaldistas, convirtiéndose en un instrumento eficaz contra cualquier forma de indisciplina a la ortodoxia católica, decretando que el castigo físico de los herejes correspondía a la autoridad laica con lo que Ad abolendam se convertirá en el embrión del futuro Tribunal de la Santa Inquisición.Las profecías de San Malaquías se refieren a este papa como Lux in ostio (Luz en la puerta), cita que hace referencia a que antes de ser elegido pontífice fue cardenal de Ostia (ostia = “puerta”).