Consagrado obispo de Portus en 864 por el papa Nicolás I, actuó como legado pontificio en Bulgaria (866), ya que el príncipe de aquel país solicitó al papa que lo enviase como arzobispo; pero Nicolás I llamó a Formoso de Bulgaria, enviándolo a Constantinopla con motivo del cisma provocado por Focio.Es posible que Formoso hubiese criticado en algún sentido la actitud política de Juan VIII.Durante su pontificado mandó también ejecutar en una pequeña iglesia próxima al templo de Claudio una pintura que representaba a Cristo entre los santos Pedro y Pablo, Lorenzo e Hipólito, a los pies de los cuales se veía, en un lado un príncipe bárbaro, y en el otro a Formoso.En la pintura, descubierta en 1869, hoy desaparecida, ya no se podía distinguir la figura, pero sí el nombre de Formoso.Esteban VI, sucesor de Bonifacio VI (quien había muerto al poco de ser elegido papa), ordenó, nueve meses después de la muerte de Formoso, exhumar su cadáver y someterlo a juicio en un concilio que reunió a tal fin y que ha pasado a la historia como el Concilio cadavérico, Sínodo del terror o Sínodo del cadáver.El papa Juan IX convocó dos concilios, uno en Rávena y otro en Roma, en los cuales se promulgó que toda acusación en tribunales sobre una persona muerta fuese prohibida.