Juan IX

Abad de un monasterio benedictino, Juan fue elegido papa con el apoyo de Lamberto de Spoleto lo que le permitió vencer al otro candidato que optaba a la elección, Sergio que fue excomulgado y expulsado de la ciudad, lo cual no le impediría, años más tarde acceder al trono pontificio como Sergio III.Durante su pontificado convocó un concilio en Rávena en el que, finalizada la tarea iniciada por su predecesor, se rehabilitó al papa Formoso al que (en el llamado “Concilio del cadáver”) se le sometió a juicio tras exhumar su cuerpo.En dicho concilio se decretó que la consagración papal, para ser válida, debía realizarse en presencia de un representante del emperador.Es una modificación de la costumbre anterior que aunque por entonces algo abandonada requería la presencia de estos legados en la elección y no cuando debía ser consagrado el elegido[1]​ y recaer sobre un miembro del clero romano.Declaró invalida la consagración de Arnulfo como emperador y coronó, en su lugar, a su protector Lamberto.