Las bragas, como prenda interior femenina a partir del siglo xviii, es un complemento que cubre desde la cintura hasta el arranque de las piernas, que a lo largo del tiempo ha variado su forma y diseño en virtud de la moda.
La palabra original (citada por los romanos, en latín) es braccae (palabra plural), cuyo sonido [k] intervocálico deviene fricativo sonoro [ɣ] en el neolatín ibérico, con notación g. De esta manera braccae da "bragas" (a través de la forma acusativa (objeto directo) plural braccās).
El taparrabos es el tipo más simple de prenda íntima y, probablemente, fue la primera ropa interior utilizada por los seres humanos.
La primera consiste en una larga pieza triangular de tejido, con cuerdas o cintas cosidas a las esquinas.
La forma alternativa es más similar a una falda: un trapo enrollado varias veces alrededor de las caderas y después sujeto con un ceñidor o cinturón.
Cuando los romanos tomaron contacto con estas gentes, no habían visto nunca pantalones y les llamó tanto la atención que incluso bautizaron el territorio con este nombre.
Pero la palabra bracca o el plural galolatino bracae sería en lo sucesivo utilizada para todas las variantes, incluso es la palabra que ha llegado hasta nuestros días para referirse a una prenda femenina cuyo diseño está ya muy lejos de aquel que empleaban los galos.
Llamaron a la ciudad Augusta Braccarum, porque estaba poblada por galli braccate (‘galos bragados’), es decir, celtas que usaban los pantalones descritos anteriormente.
El modelo corriente del siglo XIX, tanto para hombres, mujeres y niños, eran unos trajes de este algodón tejido, que cubrían desde las muñecas hasta los tobillos.
Esta “segunda piel” incluía en la parte trasera una faldilla que se desabrochaba, para facilitar la visita al aseo.
Hacia finales de la primera década del siglo XX, el traje entero se dividió y las mujeres comenzaron a elaborar este básico en dos piezas con encaje.
En Japón existen tiendas, llamadas «burusera», donde se compran bragas, sobre todo de colegialas, a precios determinados por su suciedad.