Paleotelevisión y la neotelevisión

Es una televisión pública con una programación que separa de manera estricta programación y publicidad, a su vez separa los géneros de ficción y entretenimiento.

Para legitimar este ‘’status’’ comunicativo, acude a las metáforas de la ventana y del espejo.

Por ello, en la Paleotelevisión está prohibida la mirada a cámara, la modelización subjetiva (yo, tú…), solo se permite la tercera persona.

El modelo de vínculo al cual aspira la paleotelevisión es a informar, formar y entretener.

La televisión está marcada por la vocación pedagógica, que remite a la radio y también supone una corrección motivada por el contexto histórico.

Aspira al espacio del aula, que requiere un modelo de verbalidad determinado, de registro oral, que, por una parte, es un discurso de la tercera persona que aspiraría a la objetividad y a la veracidad, y, por otra parte, aspiraría a la corrección.

La información tenía que estar claramente diferenciada de la publicidad, aunque en la mayoría de las democracias europeas, la publicidad era muy escasa y había muchas restricciones, sobre todo en horarios infantiles.

Pero hay una tendencia a idealizar este modelo, aunque la realidad europea es heterogénea, tuvo resultados muy diferentes según el país.

En la neotelevisión está muy presente el concepto de la hibridación y el papel del espectador como protagonista.

La neotelevisión habla de sí misma y del vínculo que está construyendo con su espectador.

Pero el espectador no toma el poder, ni se apodera del discurso televisivo.

En lugar de diferenciar los géneros y los bloques, lo que tenemos es la operación contraria, la de borrar las fronteras: reality show, talk Show, infotainment, docusoap… Esto responde a un modelo estructural privado, en el cual el vínculo es entre publicidad, programación y audiencia.

Las características que propone Scolari son las siguientes: Para Carlos Scolari, todas estas singularidades se deben a las experiencias de consumo hipertextual tales como navegar por la red, los videojuegos o el trabajo multitarea con distintas ventanas o aplicaciones abiertas y en funcionamiento al mismo tiempo.

Por tanto, el sentido comunitario desaparece y aún tendrán que pasar más años para ver las consecuencias de la hipertelevisión.