[2] Por su parte, el nacionalismo vasco lo ha considerado un precursor ideológico de Sabino Arana.
Al parecer, según apuntan algunos autores, ciertas diferencias con su padre hicieron probablemente que adoptara el apellido materno,[5] pues ya era conocido como Manuel Larramendi de pequeño, cuando asistía a la escuela de Hernani; quizá fuera, sin más, por el temprano fallecimiento de su madre cuando tenía tres años y porque el padre volvió a casarse, como apuntan otros;[6] en cambio, para otros autores quizá fueran otras las circunstancias, ya que consta que escribió alguna obra «bajo el falso seudónimo de Manuel de Garagorri» o simplemente Garagorri.
Debido a distintos rumores que se levantaron contra él y la reina, Larramendi acudió a Sevilla, donde su buen nombre fue restituido por Felipe V, para luego retirarse al Santuario de Loyola (Azpeitia).
Allí permaneció 30 años, hasta su muerte, no sólo escribiendo en favor del euskera, sino incluso tomando parte en problemas municipales a modo de mediador.
Toda ella gira en torno a una misma temática, la personalidad, las formas de gobierno e idioma de las Vascongadas, y aunque su obra se publicó en castellano, su influencia en la literatura en euskera fue determinante en el nacimiento del movimiento apologético.
Se enumeran las siguientes obras destacadas:[8] Larramendi defendió el euskera de la siguiente manera: Larramendi realiza en esta obra una apología y defensa a ultranza del euskera tal y como muestra el título mismo.
Aunque no fue publicada en sí hasta 1983, no se puede decir que esta obra pasara desapercibida para el resto de autores (en la literatura en euskera era común que circularan copias manuscritas debido a los problemas de imprenta), pues se enfrenta directamente al tema político, defendiendo a capa y espada los fueros (que se remontan hasta la época de Túbal según él) y la nobleza e hidalguía universal que todo vasco tenía por derecho desde su nacimiento, en contraposición del resto de súbditos de la Corona Hispánica.
"El proyecto de las Provincias unidas del Pirineo es sin duda magnífico y especioso (hermoso).
En esta obra quiso traducir al completo el recién publicado diccionario de la Real Academia Española.
82), se inventa que él mismo descubre y traduce una supuesta inscripción prehistórica vasca, escrita en un alfabeto desconocido en una placa de metal (Almagro-Gorbea, 2003, p. 223 s.),[9] lo que denota un 'perseverare diabolicum' incompatible con la búsqueda científica de la verdad causado por un empecinamiento ideológico.