[1] Comenzó su carrera como cineasta en la escena porteña del cortometraje independiente en formato Super-8,[2][3] realizando más de veinte obras entre los años 1970 y 1980, entre las que destacan Del génesis (1980), Ecce civitas nostra (1984) —codirigido con Jorge Polaco— y Memorias de un loco (1985).
[9][10] Es el primer director argentino en realizar coproducciones con la India,[11][12] y el único cineasta de América Latina que ha dirigido coproducciones con países africanos,[13] incluyendo Túnez, Benín, Malí, Angola, Namibia, Etiopía, Marruecos y Costa de Marfil.
[10][14] Sus primeras coproducciones fueron la llamada «trilogía de los triunfos»,[15][2] inspirada en antiguos poemas sufí y en textos sobre diferentes mitologías.
[13][16] En 1994 estrenó Fuego gris, película sin diálogos que contó con diecisiete composiciones originales de Luis Alberto Spinetta, la única banda sonora en la carrera del músico.
[42] En 1975, su hermano mayor José le obsequió una filmadora de Super-8 y, desde entonces, «quemó rollos» durante dos años registrando escenas familiares.
[2][3] Alentado por su hermano José,[42] realizó su primer cortometraje La diversión del rey (animación de 8 minutos) en 1975, a los 13 años.
[42] En aquellos años no era fácil filmar en la calle, por lo que se recurría a parques o casas-quintas.
[4] En 1980, obtuvo el primer premio en la categoría experimental del Ateneo Foto-Cine Rosario, mención al mejor montaje y tercer premio (sin categoría) en el concurso del Círculo de Cineastas Marplatenses, y mención especial en UNCIPAR.
En 1986, estudió Semiología y Semiótica del Cine en la Universidad de París VIII en Saint-Denis, Francia.
[46] En 1989, César se desempeñó como asesor artístico de Jorge Polaco para la película Kindergarten.
), Idriss Diabaté (Costa de Marfil), Viola Shafik (Alemania), Nick Deocampo (Filipinas) y Taoufik Abid (Túnez), entre otros.
[4] El tercer largometraje en 35 mm de César fue Fuego gris, cuyo guion escribió junto a Gustavo Viau.
[2][17] Spinetta consideró que no era adecuado utilizar canciones viejas porque «se habían hecho con otros fines» y, en cambio, le ofreció a César componer la música de toda la película, basada en el guion ya escrito.
[55] La noche del 14 de enero, César fue invitado a la suite del Hotel Taj Bengal de Calcuta donde se hospedaba el cineasta italiano Michelangelo Antonioni, para cenar con él, Pino Solanas y sus respectivas esposas.
Y como los seguros argentinos no cubren esos riesgos, estoy más endeudado que antes».
[62][63] En una entrevista con Los Andes, el director comento al respecto: «Por suerte no hubo ningún accidente.
[9][67] La película se presentó en el New York International Latino Film Festival en EE. UU.
[69] En 2012 —invitado por la presidenta del INCAA Liliana Mazure por ser el único argentino en dirigir coproducciones con África— César integró la misión comercial que acompañó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la Feria de Industrias Argentinas en Luanda, Angola.
[76] La película continúa la historia del protagonista, Hermes, aunque interpretado por el actor Pablo Padilla en vez de Juan Palomino.
[83] César ha expresado que planea repetir el proyecto en otras provincias, entre ellas Santiago del Estero, Tucumán, Corrientes y Misiones.
[27] Con guion de Jerónimo Toubes, la película está protagonizada por la propia Luz Castillo, con un elenco que también incluye a Eleonora Wexler, Héctor Bidonde, Nilda Raggi, Natalia Cociuffo y Alejandro Botto, entre otros.
[85] En diálogo con La Nación en ocasión del inicio del rodaje, Castillo declaró: «Creo que el film puede dejar un legado y mostrar a las nuevas generaciones otros mundos y valores que desconocen.
[22] Varios autores han señalado—a veces de manera crítica—[29] que las películas de César no recurren a los modelos visuales y narrativos del cine comercial, optando por un lenguaje cinematográfico poético y personal.
A través de una estructura circular unida por un poeta ebrio, la imagen incorpora el sacrificio humano, muchos retoques simbólicos y otros comportamientos rituales establecidos en vistas místicas habitadas por jóvenes indios lampiños con atuendos escasos».
[15][2] El crítico Claudio D. Minghetti ubicó al trabajo de César como el «cine de lo imposible» y consideró que Fuego gris rompía con las convenciones ideológicas y estéticas del cine industrial.
[92] En su crítica de la película, Adolfo C. Martínez de La Nación escribió al respecto: «Después de su anterior filmografía, volcada a una temática que transitaba por veladas sensaciones y por cierta actitud experimental, el realizador decidió ahora dar un viraje a su obra insertándose en una historia realista...»[18] César describió a Hunabkú (2007) como su película más accesible.
[31][21][67] El director expresó en 2019 que «casi todas mis películas se refieren a las raíces afro en Argentina».
[94] Su película Orillas (2011) plantea esta temática, reflexionando acerca de los vínculos culturales entre Argentina y Benín.
[67][95] La elección del título señala la semejanza fonética entre la palabra «orillas» (pronunciada en español rioplatense) y el concepto «orisha» de la religión yoruba.
Entonces, lo que me interesa es cómo esos lenguajes pueden estar encriptados en dibujos, elementos o esculturas.