Tras graduarse en la escuela secundaria, trabajó en el diario juvenil Mlada fronta, continuando luego su carrera como periodista en medios regionales.
Arrestado por motivos políticos, fue enviado a prisión, donde permaneció recluido durante dieciocho meses.
La novela se caracteriza por la distancia irónica que establece el narrador al describir las aventuras del protagonista y de la sociedad en general; dicho acercamiento irónico fue también utilizado por el autor en posteriores trabajos como Poskvrněné početí (1976).
Fue acogida muy positivamente, fundamentalmente por la crítica que el autor hace sobre la vida y el progreso social.
Filip volvió de nuevo al idioma checo en trabajos posteriores como Sedmý život (2000) y 77 obrázkůz ruského domu (2005); esta última novela está vagamente basada en Vasili Kandinski, quien en los primeros años del siglo XX realizó una corta estancia en la región de Alemania donde residió Filip.