Sustituyó un primitivo monumento para recordar el milagro protagonizado por San Alonso Rodríguez, el portero del Colegio de Montesión, finalmente elevado a los altares en 1888.
Según parece, en esa ocasión, llamaron la atención unos candeleros y unas sacras de gran valor, regalados por el duque de Pastrana, casado con una hija del general Vives.
Se cantaron los salmos preceptivos mientras los celebrantes iban rociando con agua bendita los muros del oratorio.
Y, a la mañana siguiente, se celebró la primera misa.
Memòries de la Reial Acadèmia Mallorquina d'Estudis Genealògics, Heràldics i Històrics (29).