Carlos Oquendo de Amat

La educación del poeta se desarrolló íntegramente en la capital, volviendo al terruño materno en esporádicas y breves ocasiones.

En 1923 falleció Zoraida Amat Machicao, su madre, bisnieta del virrey Manuel de Amat y Junyent, mujer de reconocida belleza aunque sumida en sus últimos años en las garras del alcoholismo y otras enfermedades.

Fue este el golpe más duro que al poeta le tocó soportar a lo largo de su breve vida.

[4]​ Aunque también tiene poemas como «aldeanita» de sentida nota nativista o andinista, colorido y musical, al igual que un alegre huayno serrano.

«Tuve miedo/ y me regresé de la locura», dice, o: «Se prohíbe estar triste».

En ese sentido, y tal como señala Ricardo Vitarnen, 5 metros de poemas posee un carácter lúdico, el cual brinda una importancia al objeto estético visual, pues tal como se ha mencionado previamente, esta obra emula un metraje cinematográfico.

[3]​ Asimismo, el poeta también fue influenciado por la poesía francesa de Arthur Rimbaud, Guillaume Apollinaire, Paul Éluard y Blaise Cendrars.

En Perú, al igual que en Chile, Uruguay o las Antillas, surgieron artistas vanguardistas y revistas relacionadas a este movimiento, como Jarana, Guerrilla, Hangar, Timonel, Rascacielos, Hélice, Boletín Titicaca y Amauta.

[4]​ Oquendo de Amat se relacionó con otros artistas e intelectuales peruanos, como José María Eguren, Luis Valcárcel, Jorge Basadre, César Moro, Emilio Adolfo Westphalen y Xavier Abril.

[4]​Estos últimos tres poetas, junto con Oquendo de Amat, participaron en una antología publicada en España, en 1970, la cual se tituló Surrealistas y otros peruanos insulares.

[3]​ En Panamá, el autor fue detenido por cuestiones políticas, sin embargo, el escritor Diógenes de la Rosa le ayudó a continuar su viaje hasta París,[2]​ sin embargo, también se tiene registro de que estuvo en estuvo en Costa Rica y México.