Comparte competencias y colabora conjuntamente con la Oficina Europea de Propiedad Intelectual (EUIPO).
[3] En el siglo XVII, sólo dos países habían desarrollado legislación concreta sobre patentes de invención: Venecia (1474) e Inglaterra (1624).
Para recibir el privilegio era inexcusable que el invento pasase un examen previo ante la autoridad (en ocasiones el propio monarca) para comprobar su utilidad y su buen funcionamiento.
Se hacían de ella tres copias destinadas respectivamente al inventor, la administración y el archivo.
Entre 1522 y 1810, hay documentadas 77 reales cédulas protegiendo la invención de novedades o su importación desde el extranjero.