[2] Parra estaba interesado en el personaje del verdadero Cristo de Elqui desde su juventud.
[1] Para Schopf, tanto en este libro como en su predecesor convergen una antipoesía dramatizada y la cultura popular.
[3] Sobre esta convergencia de estilos concuerda el crítico Niall Binns, quien considera ambos libros como los más conscientemente chilenos del autor, tanto en temática como en lenguaje.
[2] A ambas obras Parra les da un tono carnavalesco, salvo en ciertas ocasiones de duda existencial en que se deja ver el trasfondo trágico del protagonista.
[2] Para Schopf, de ambos libros, más allá de la denuncia política, lo que resulta más importante son estas contradicciones, junto a la visión cósmica del universo que posee el protagonista.