Para García Sánchez[4] resulta difícil explicar tanto su origen como su motivación, aceptando que podría ser un derivado de novo mediante el sufijo -és.
Su punto más alto se encuentra en La Atalaya a 583 m sobre el nivel del mar.
[5] Hacia mediados del siglo XIX la villa tenía contabilizada una población de 2494 habitantes.
[5] Tenía 668 casas y el presupuesto municipal ascendía a 38 746 reales de los cuales 3300 eran para pagar al secretario.
En la siguiente tabla, donde se muestra la evolución del número de habitantes entre 1996 y 2006 según datos del INE, se sigue apreciando la mencionada recuperación, siendo más importante en los últimos años.
Durante el siglo XIX se producía «trigo, cebada, algarrobas, garbanzos, vino, aceite»,[5] manteniéndose así mismo ganado lanar, porcino y mular para labor.