Legisladores griegos
Los legisladores griegos son un conjunto de figuras históricas, muy mitificadas, que individualmente dieron leyes a ciudades concretas.[1] Fue un ejemplo vital de ello Sócrates, que insistió en darse muerte porque así se había determinado legalmente.[2] La palabra griega νομοθετης (nomothetos[3] también transcrita en otras formas, como nomothetas y nomothete) designa tanto a los legisladores como a un cargo público ateniense posterior al arcontado de Euclides (403–402 a. C.), ejercido por un panel de heliastas o jurados, elegidos por la Ekklesia en un gran número (del orden del millar) para realizar cambios en la legislación.[4] Con la monarquía helenística y la posterior incorporación al Imperio romano, la figura del basileus se fue convirtiendo, en un proceso que no culmina hasta la Antigüedad tardía, en algo similar a lo que se definirá en el Antiguo Régimen europeo occidental como monarquía absoluta: el rey como legislador, dado que acumula todos los poderes: Siendo el supremo legislador, no sólo no está sometido a la ley, sino él mismo es la ley (νομο ουχ υποκειται αλλα νομος εστιν).[6] Sometida durante toda la Edad Moderna al Imperio otomano, Grecia no tuvo ninguna institución legislativa hasta la independencia (1832), momento a partir del cual se fue instaurando un Estado liberal equiparable a los de Europa occidental, con diferentes configuraciones en cuanto a su cuerpo legislativo o parlamento, que actualmente se denomina Consejo de los Helenos o parlamento griego (Βουλή των Ελλήνων, Voulí ton Ellinon).