El poema aparece dos veces en La Comunidad del Anillo, primero de los volúmenes en que se dividió El Señor de los Anillos.
Posteriormente lo repite Bilbo Bolsón durante el Concilio de Elrond, susurrándole a Frodo que él lo escribió bastantes años antes, cuando Aragorn le reveló por vez primera quién era realmente.
[1] El tema del poema es la confrontación entre las apariencias y la realidad.
El primer verso es una variante adaptada del proverbio «No es oro todo lo que reluce», que aparece por vez primera en la obra de Fernando de Rojas, La Celestina ("No ha de ser oro todo cuanto reluce"), mejor dicho es una conversión lógica de esa afirmación, dando como resultado, en este caso, una proposición con un significado completamente distinto: Aragorn es abrumadoramente más importante de lo que a simple vista parece.
El segundo verso enfatiza la importancia de los montaraces, que son percibidos como vagabundos sospechosos por aquellas personas a las que realmente están protegiendo del mal.