En contra de la máxima «Mostrar, no contar», el capítulo consiste principalmente en gente hablando; la acción es, como en un capítulo anterior, «La sombra del pasado», narrada en gran parte por el mago Gandalf, en analepsis.
Son perseguidos por unos misteriosos Jinetes Negros, pero consiguen llegar a la aldea de Bree, donde se encuentran con un montaraz llamado Trancos.
[7] Este los conduce a través del desierto hasta el santuario élfico de Rivendel.
El enano Glóin cuenta que un mensajero de Sauron había pedido a su rey, Dáin II Pie de Hierro, noticias sobre Bilbo y su anillo, prometiendo tres anillos enanos a cambio.
[9] En ese momento, Trancos muestra su espada rota, Narsil, y revela que es Aragorn, el heredero de Isildur.
En la batalla que puso fin a la Segunda Edad, Isildur había utilizado la espada rota para cortar el Anillo Único de la mano de Sauron, pero se negó a destruirlo, reclamándolo para sí mismo.
El Anillo se había perdido cuando a Isildur lo asesinaron; era su perdición, la cosa que causó su muerte.
Saruman captura a Gandalf, por lo que no pudo reunirse con Frodo como había prometido.
[1][10] Shippey escribe que ignora audazmente muchas reglas de la escritura, siendo largo, con 15 000 palabras, pero «en él no pasa nada: consiste enteramente en gente hablando».
[1] Además, hay muchos oradores: doce de ellos presentes en la reunión, y otros siete citados en el discurso más largo, el de Gandalf, que, según señala Shippey, ocupa la mitad del capítulo.
[12] La estudiosa de Tolkien Verlyn Flieger añade que los dos capítulos se parecen en que «el pasado debe ser recapitulado por Gandalf o Elrond [en sus respectivas secciones de flashback] para explicar el presente».
[14] Tolkien escribió en una carta no enviada a W. H. Auden que, mientras que un gobernante como Denethor era político, favorecia a su país (Gondor) «en contra del resto» y, en el proceso, avanzaba hacia la tiranía, el Consejo de Elrond no era político: Elrond y los elfos actuaron en contra de sus propios intereses «en pos de un deber «humano»».
[2] Escribe que la escena logra mostrar «vívida y eficazmente» la «decisión trascendental de Frodo.
Vemos la lucha interior de Frodo, sus dudas, sus miedos, equilibrados con su sensación de que es el adecuado para la tarea; reconoce que su naturaleza humilde y no agresiva lo convierten en la mejor persona disponible para llevar esta carga.
[2] La estudiosa del cine Judith Kollmann señala que el capítulo es el más largo de ese libro, y «un nexo importante»[21] que explica el poder y la amenaza del Anillo Único, presenta a los últimos miembros de la Comunidad del Anillo y define la búsqueda planificada para destruirlo.
Así, escribe, Jackson ha desplazado el énfasis de Frodo a Aragorn como héroe.