Dirigió con éxito campañas militares contra los árabes en el este y los búlgaros del zar Simeón en los Balcanes.
Sus nietos Nicéforo y León fueron igualmente distinguidos, ya que el primero se convirtió en emperador en 963-969, encabezando la recuperación de varias provincias perdidas ante los árabes.
[3][4][1] Focas había atraído la atención del emperador Basilio I (867-886), posiblemente en torno al 872, y obtenido el grado de tourmarches.
[6] El imperio había abandonado los asuntos del sur de Italia durante casi un siglo, hasta la llegada al trono de Basilio: a partir del 868, los bizantinos emplearon tanto la diplomacia y la flota para evitar las incursiones sarracenas en el mar Adriático, reconquistar Dalmacia y extender la autoridad bizantina por Italia.
[8] Según las fuentes bizantinas, recuperó muchas ciudades italianas, entre ellos Tarento, Bari, Santa Severina, Regio, Taormina, Tropai y Amantea, que los árabes habían conquistado en los años anteriores y que Esteban Majencio había sido incapaz de reconquistar.
[1] Reforzó la autoridad imperial asentando en la península colonos armenios y mil libertos cedidos por la antigua benefactora del difunto Basilio, la viuda Danielis.
[2][5] Fue la última campaña conocida de Nicéforo Focas, y según Simón Metafraste indica que falleció en el 895/6.
Mandó a los estrategos de los tehemas anatólico y opsiciano para repeler una correría árabe; en represalia, taló Cilicia, llegó hasta Adana, hizo abundantes cautivos y despistó al enemigo volviendo al imperio por un camino distinto del que había empleado para entrar en Cilis, burlando así al ejército que pretendía cortarle la retirada.
[11][15][16] Nicéforo Focas fue un militar capaz; León VI ensalza su talento marcial en su Tactica,[5] y se le atribuye la invención de un arma contra la caballería, que se supone creó durante su campaña contra los búlgaros: la estaca afilada clavada en el suelo.