Neuropolítica

Aunque Locke tenía formación en medicina, era escéptico acerca del valor de los estudios anatómicos del cerebro, y concluyó que no se podían extraer de su estudio consecuencias útiles para entender facultades mentales.El estudio demostró que la aproximación neurológica podía aplicarse al entendimiento de las actitudes políticas.Los primeros estudios neuropolíticos la usaron para detectar las diferencias de actividad cerebral entre personas a las que se preguntaban cuestiones políticas.[10]​[11]​ Un estudio subsecuente, del grupo de Drew Westen, confirmó la elevada falta de actividad en la red neuronal por defecto en los políticamente sofisticados, y sugería diferencias entre republicanos y demócratas sobre cómo piensan sobre cuestiones políticas.[12]​ Westen amplió más tarde las consecuencias de sus hallazgos sobre las campañas políticas en su libro The Political Brain.[18]​ Los delfines han demostrado tener alianzas políticas de diferentes niveles que parecen colocar demandas sustanciales en su cognición social.