Tenía cinco años cuando aprendió a bailar el Jarabe tapatío y la rumba.Poco después, en una estancia familiar de varios meses en Chicago, estudió danza española.En 1965, compartió con Amalia Hernández la dirección del Ballet Folklórico de México hasta 1967.En la mayoría de sus obras se interpretan melodías que no fueron compuestas específicamente como ballet.Al año siguiente, le fue otorgado el Premio Guillermina Bravo, por su trayectoria profesional.Lunas del Auditorio la premió en 2005, en la categoría de danza moderna, por Carmina Burana; en 2007, por ¡Esquina bajan!
Coreografía del Ballet Folklórico de México, que codirigió una temporada