Aunque existen dudas del significado y uso de este espacio arqueológico,[1] es posible que se tratara de un área de enterramientos cristianos pertenecientes a pequeñas comunidades más o menos aisladas, entre los siglos VIII y X.
[2] Sin embargo, la falta de ajuares, cerámicas, impedimentas o restos óseos hace muy difícil su datación cronológica exacta, siendo posible que esta zona se haya estado utilizando desde la Edad del Bronce, en contra del pensamiento más extendido del origen visigodo o medieval de este tipo de necrópolis.
El yacimiento arqueológico está muy disperso y se puede dividir en cuatro zonas bien separadas entre sí.
En cada una se pueden encontrar distintos grupos o elementos simples, tales como sistemas de recogida y encauzamiento de líquidos mediante piletas asociadas, canales de desagüe, líneas de cuñeras, grandes bolos más o menos tallados, rayados del lanchar, etc, además de los propios sepulcros ya mencionados.
En el lugar existen carteles informativos que lo muestran.