Todo esto hacía parte de un plan bien establecido, en el cual se buscaría incitar la gresca con Llorente.
Ante la negativa de González Llorente a prestar el florero se generó una situación de tensión que terminó por convulsionar a la población que se encontraba en la plaza mayor.
Dicha situación despertó los ideales independentistas de los criollos, quienes se manifestaron en contra del gobierno español.
Entre los años de 1739 y 1792 la casa fue propiedad del señor Francisco Moreno y Escandón, fiscal de la Real Audiencia y posteriormente fue cedida por Sebastián Rodríguez Trujillo a su hija, quien alquilaba el balcón para presenciar los eventos que se realizaban en la plaza mayor.
Las plantas superiores estaban dedicadas al General Francisco de Paula Santander, y a los próceres payaneses Camilo Torres Tenorio y Francisco José de Caldas.