La fachada lateral, al sur, presenta características similares, con grandes puertas de carpintería francesa.
Posteriormente el edificio fue vendido a Santiago Benguría, al cual pertenecería hasta 1959.
En ese año el inmueble pasó a propiedad estatal, y tuvo desde entonces variados usos hasta que se le adjudicó a la Dirección Provincial de Patrimonio con el fin de que se restaurara y convirtiera en museo, propósito que se logró tras una restauración capital iniciada en el año 2000.
Junto a este juego se encuentran muebles auxiliares del mismo estilo.
En esta sala se expone también un óleo sobre lienzo del pintor español Juan Gil García.
Su decoración está en concordancia con el estilo Art Nouveau, característico por sus colores pasteles y motivos florales.
Incluye un busto de biscuit coloreado, pieza original, esculpida por el escultor y ceramista Albert Ernest Carrier.
Se aprecia en ella, dedicada al siglo XX, la notoria influencia de la cultura norteamericana.
Se le adjudicó el nombre del importante intelectual avileño Dr. Enrique Sosa, tras el fallecimiento de este en 2002.
A diferencia de la primera planta, en esta segunda la carpintería es francesa.
Concluye este salón en el Área Asiática, destinada ella a representar la cultura de este continente, traída esencialmente a Cuba por las inmigraciones de la época colonial y republicana.
Algunas de estas actividades se desarrollan en el acogedor patio exterior del museo.
En sus años de creado han sido varios los momentos que el museo atesora como significativos.
Entre ellos pueden reseñarse las visitas de los destacados intelectuales Miguel Barnet y Eusebio Leal Spengler.