La casa hasta entonces tenía solo unas habitaciones abiertas a una galería en la que unas columnas delgadas sostenían el alero.
Los nuevos dueños decidieron realizar modificaciones, y solicitaron consejo al arquitecto Martín Noel.
Fue así como la casa fue modificada para recrear los sentimientos y las inclinaciones estéticas del escritor, que se interesaba por el período renacentista español y barroco: casi todas las piezas expuestas son de temática religiosa.
En octubre del año siguiente el Museo abrió oficialmente sus puertas, contando entonces con una mayoría de objetos de entre los siglos XV y XVIII que pertenecían al escritor, más otros adquiridos nuevos o recibidos como donación.
El museo tiene 12 salas de exposiciones y se accede al mismo por la avenida Juramento 2291.
El pórtico barroco imita al de la ya desaparecida Casa Basavilbaso, conocida como Aduana Vieja.
La casa está ambientada con criterio historicista, como si se tratara de un palacio renacentista.
El recorrido está organizado a partir de diferentes ejes temáticos que dan cuenta de la resignificación y la vigencia que adquieren en nuestros días los asuntos planteados por Larreta, como la diversidad cultural, la religión y el poder.
Es un muestrario de ideas, símbolos y tradiciones que se remontan a la Edad Media.
[5] El pórtico de acceso al jardín está adornado con pequeñas cerámicas granadinas cuadradas, blancas y azules, que se intercalan con las baldosas color ladrillo.
Sobre la calle Juramento, detrás de la casa se despliega el jardín andaluz con laberintos, especies y frutos que la convierten en un vergel verde; un paseo obligado para quienes entren a descubrir su famosa «fuente de los sapos», en medio de los árboles, plantas y flores: naranjos, cipreses, un viejo ombú, un gingko biloba, glicinas, rosales y orquídeas.
Los laberintos son angostos, rectos, diseñados para una caminata solitaria o de a dos Se encuentran diversas especies exóticas y nativas de plantas: la mencionada glicina, un ciprés, palmeras, un palo borracho y el naranjo amargo, común en los jardines españoles.
En primavera suele utilizase el jardín para conciertos al aire libre y exposiciones.