Es una construcción de planta irregular construida en torno a un patio central con galerías de madera (cuatro en la primera planta y dos en la segunda).
Tanto las puertas como las ventanas se hallan decoradas con atauriques, yeserías mudéjares que enmarcan los vanos.
Tras una laboriosa restauración dirigida por Manuel González Valcárcel, que recuperó las muy deterioradas decoraciones y acondicionó su uso para exposiciones respetando su traza original, el museo abrió sus puertas el 12 de marzo de 1975.
Cuando estos las mostraron los habitantes de Toledo reconocieron la marca y los cinceles de un herrero judío converso que habitaba en esta casa y que había estado forjando cadenas secretamente para los moros.
[2] Sin embargo, la historia nos dice que las cadenas datan del siglo XVII, cuando la casa era propiedad de la familia Zárate, la cual tenía el privilegio de conceder derecho de asilo dentro del recinto demarcado por las cadenas.