Cuando falleció su abuela, Ana María Villarroel y su madre Kattia González se mudaron a Santiago de Chile.
A su regreso arrendó una pieza en una casa de Providencia, calle Tranquila.
[1] Según la encuesta, Anna Cook había pasado la noche antes de su muerte en su departamento con amigos.
En el segundo piso se encontraban su arrendador Raúl Azócar con el fotógrafo Matías Troncoso.
[1] Según un informe redactado por Jaime Brieba para la familia, Anna Cook tenía también una equimosis en el cuello, pero esta lesión no fue mencionada por la autopsia.
[1] En octubre de 2019, una segunda autopsia mostró la presencia de marihuana, cocaína, zopiclona y alcohol, una mezcla que podría haber sido fatal y haber provocado una sobredosis.