Movimiento cívico estudiantil de 1919

El movimiento cívico estudiantil culminó en la quema de los periódicos La Prensa Libre y La Información, lo que motivó una dura represión por parte del régimen y a su vez, aceleró la caída del considerado último gobierno militar en la historia de Costa Rica.

En 2016, se inauguró en dicho sitio un monumento obra del escultor costarricense Édgar Zúñiga para conmemorar los acontecimientos de 1919.

Las decisiones del gobierno en materia económica fueron encareciendo la vida del pueblo en general: emergió la especulación, escaseó el efectivo (en especial las monedas de plata), hubo abusos fiscales por parte de los bancos y se desviaron fondos públicos para gastos superfluos de los gobernantes, a lo que se sumó la crisis económica producida por la Primera Guerra Mundial.

Estos hechos hicieron que, a pocos meses de tomar el poder, surgieran en el país diversos movimientos opuestos al gobierno, como los encabezados por el diputado y periodista Rogelio Fernández Güell, los hermanos Alfredo y Jorge Volio Jiménez, los de Luis Castro Ureña en Escazú, Mariano Guardia y Juan Gómez Álvarez en Turrialba, Benjamín Salas, Aristides Montero, Juan María Quesada y Roberto Castro Espinoza en San Ramón, y el más importante de todos, el de Julio Acosta García en la frontera con Nicaragua, conocido como "la revolución del Sapoá", que obligó al gobierno a movilizar tropas de hasta cinco mil efectivos a Guanacaste.

El ejército costarricense, más numeroso y mejor armado que los rebeldes, tenía controlada la situación en la frontera con Nicaragua.

Muchos estudiantes fueron arrestados y llevados a las comisarías, mientras otros escaparon, protegiéndose en las casas de los vecinos, que les abrieron las puertas.

Esto produjo que las estudiantes del Colegio Superior de Señoritas iniciaran una manifestación en dirección al Parque Morazán, marcha a la que se unieron los estudiantes de otros centros educativos, maestros, obreros y parte del pueblo josefino.

En medio de la trifulca, la policía intentó dispersar a la multitud con un camión que disparaba agua, pero los estudiantes cortaron las mangueras.

Desde el balcón de la Legación, el estudiante Antonio Zelaya improvisó un discurso llamando a acabar con los ultrajes del gobierno.

Iniciaron una serie de escaramuzas entre la policía y el pueblo josefino, que se enfrentó a pedradas contra las armas del gobierno.

Los manifestantes convirgieron en la Catedral de San José, a donde se les unió gran cantidad del pueblo josefino.

La multitud marchó hacia el periódico, pasando primero por la oficina de Cleto González Víquez, frente al Gran Hotel Costa Rica, apedreando luego la caballeriza del gobierno ubicada tras el Teatro Nacional, y luego llegando a La Información, periódico que se había convertido en la voz del gobierno.

Los dueños del periódico quisieron defender la propiedad y soltaron varios balazos, pero esto solo hizo que la gente se lanzara más decididamente al asalto, tomando el edificio.

Aunque el gobierno pudo haber organizado una masacre en represalia, lo cierto fue que el consternado presidente Federico Tinoco no se atrevió a contener a balazos al pueblo desbordado, en parte también disuadido por su esposa, María Fernández Le Cappellain, hija del gran reformador de la educación costarricense Mauro Fernández Acuña.

El Edificio Maroy , ubicado entre la calle 3 y la avenida 1 en San José, ocupa la esquina donde estuvo ubicado el periódico La Información , incendiado el 13 de junio de 1919 al final de la jornada cívica de terminó por desestabilizar la dictadura de Federico Tinoco.
Esquina donde fue asesinado Joaquín Tinoco , considerado el verdadero hombre fuerte del régimen de su hermano Federico.