[2] Su nombre quizás proviene del vocablo alemán «bei Gott» traducido como «¡Por Dios!»,[2] un juramento que hacían los soldados alemanes de Carlos V, mientras se llevaban la mano a la zona facial comprendida entre el labio superior y el corte de la nariz.
El rasurado con cuchillas de piedra era técnicamente posible desde el Neolítico, aunque una de las representaciones más antiguas mostrando a un varón afeitado y con bigote es la del mayordomo Keti, que vivió durante la dinastía VI del antiguo Egipto (tercer milenio a. C.).
En el documental también se habla con jóvenes policías y bomberos que dicen encontrar más respeto de sus conciudadanos cuando lo llevan.
Muchas personas alrededor del mundo utilizan accesorios, ropa con dibujos de estos bigotes, y hasta se usan «mostachos falsos» para ponerse sobre los labios.
La gente se fotografía con estos, y populariza cada vez más este fenómeno tan peculiar de «fiebre al vello facial».
Los famosos que han marcado esta moda son Victoria Justice, el dueto Sofía & Camila, entre otros amantes del «fenómeno peludo».
Se ha vuelto muy popular que los hombres utilicen el bigote según la forma de su rostro.
[5] Así, la personalidad y la apariencia de un hombre puede verse definida por un elemento tal como el bigote.