[1] Los países nórdicos empezaron a regular la venta de bebidas alcohólicas en el siglo XIX, y desde 1905 el parlamento de Suecia restringió esa actividad sólo a los establecimientos autorizados por el estado.
[2] El modelo noruego como alternativa a la prohibición ha sido copiado en otros países nórdicos como Finlandia (Alko, 1932), Suecia (Systembolaget, 1955),[3] e Islandia (Vínbúð, 1961),[4] cuyo clima frío suele estar asociado a un mayor consumo.
[7] Bajo este modelo, cada país tiene potestad para limitar la venta de alcohol.
A mediados del siglo XX se ha producido una liberalización en bares y restaurantes, e incluso en venta minorista bajo una serie de condiciones.
Un claro ejemplo es la cerveza: Finlandia y Noruega permiten que los supermercados puedan venderla si su porcentaje de alcohol es inferior al 4,7%; en Suecia se reduce al 3,5%, y en Islandia (donde la mayoría de marcas estuvieron prohibidas hasta 1989) el límite es del 2,25%.